Ciudades más eficientes y sostenibles gracias a la tecnología

Mucho se habla del crecimiento exponencial que ha tenido la tecnológica y la conectividad, al grado que hoy es común escuchar términos que hace poco no eran habituales, como el Internet de las Cosas o Ciudades Inteligentes.

Pese a lo que la mayoría de la gente cree, el que un gadget esté conectado a Internet y se pueda controlar con una app, no significa que sea inteligente. Lo mismo sucede con las ciudades. Aquellas que adoptan soluciones intensivas en TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) son consideradas "inteligentes", pero no basta con que sus construcciones, infraestructura, sistemas o servicios se conecten a Internet, sean digitales o autosuficientes en su administración.

Es decir, la tecnología es sólo la herramienta que ayuda a que una ciudad sea inteligente, mejore su funcionamiento y haga más eficiente el uso de recursos, entre otros muchos beneficios para los ciudadanos.

Lo que hace inteligentes a las ciudades es que -sin la intervención de las personas y mediante las redes- las cosas, los edificios y la infraestructura se comuniquen entre sí, para que operen por su cuenta y solucionen las diferentes problemáticas que enfrentan.

El siguiente ejemplo puede ayudar a comprenderlo mejor: Los autos podrían comunicarse entre sí para evitar colisiones, con los semáforos para que el tráfico fluya mejor o con la policía para que esta tenga datos precisos de seguridad en ciertas áreas.