Energías renovables marinas para Economía Azul


  • Energías como la solar flotante, eólica, sostenida en oleaje y corrientes de las mareas se pueden aprovechar para producir energías limpias y sustentables, necesarias para el desarrollo de la Economía Azul, la cual considera a los mares y océanos como motores de crecimiento e innovación.


    Para limitar el incremento de la temperatura media global a 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales y alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, en el que todos los países de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se comprometieron a participar en la reducción global de gases de efecto invernadero, se requiere una transformación rápida de los sistemas energéticos, es por ello que los océanos ofrecen una solución que permitirá alcanzar esta meta que debe ser sustentable, subraya Elva Escobar Briones, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.

    “Los océanos ofrecen oportunidades para generar energías limpias y sustentables en lo que se ha reconocido como economía azul, la cual toma en cuenta el cambio climático, la diversidad biológica y la protección del medio marino”, asegura la investigadora.

    Agrega que con el incremento poblacional hay mayor demanda de recursos y aumenta el impacto al medioambiente. “Por ello el uso responsable, equitativo y sustentable de recursos de origen marino permitiría contar con océanos sanos, generación de fuentes de trabajo y beneficios económicos”.

    En este contexto menciona que algunas alternativas que ofrece la economía azul es el reemplazo del uso de energía basada en hidrocarburos, por fuentes de energía renovables, entre ellas las de origen marino, por ejemplo, la energía solar flotante, eólica, sostenida en oleaje, corrientes, la conversión de energía térmica oceánica (OTEC) y los gradientes de salinidad.


  • Energía eólica, la más desarrollada

    La energía eólica marina es tal vez la más desarrollada y ha alcanzado una paridad en los costos con respecto a las energías provenientes de hidrocarburos; las turbinas que generan esta energía demandan minerales como litio, cobalto, cobre, plata, zinc, níquel, manganeso y elementos de tierras raras, informa Elva Escobar Briones.

    “Como los otros sistemas de energías de origen marino no se han desarrollado, de igual manera se desconoce si los requerimientos minerales serán similares, lo que ha llevado a considerar la minería de fondos marinos profundos como una opción. Aunque podrían existir alternativas de menor costo que la industria pueda desarrollar para reemplazar algunos metales, la concentración de estos es elevada en mar profundo”, añade.

    La investigadora explica que el mar profundo incluye la columna de agua y los fondos marinos a más de 200 metros de profundidad, en oscuridad, a temperatura baja, bien oxigenados y representan más del 85 por ciento en área y volumen de agua marina en el planeta. “Su extensión es enorme por lo que tiene un efecto grande sobre los procesos del planeta. El sedimento y el alimento para la biota profunda provienen de la superficie del mar. Con el calentamiento, el flujo de partículas hacia el fondo se reducirá limitando el alimento a la fauna de mar profundo”.

    Refiere que la extracción potencial de minerales del fondo marino plantea diversos desafíos de naturaleza ambiental, jurídica y de gobernanza. “La comunidad científica considera que muchos de los problemas que existen en la minería en tierra podrían ser transportados hacia el mar. El daño puede ser mayor en mar profundo, porque los procesos se llevan a cabo de cientos a miles de años en comparación con la superficie del océano, donde ocurren en intervalos de horas a días”.

    Asimismo, indica que en la actualidad no existen opciones para restaurar los ecosistemas de mar profundo. “Por ello se requiere de un análisis detallado de los posibles impactos que la minería, a escala industrial (décadas y en áreas extensas) generaría en el agua en el fondo y en la biota, así como de las medidas para mitigarlos y con ello tener la confianza de que existirá un beneficio real para la sociedad en su conjunto.




    “Los océanos ofrecen oportunidades para generar energías limpias y sustentables en lo que se ha reconocido como economía azul, la cual toma en cuenta el cambio climático, la diversidad biológica y la protección del medio marino”.

    Elva Escobar Briones, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.






    Potencial de la energía oceánica

    La International Renewable Energy Agency destaca diversos aspectos del potencial de la energía oceánica, entre ellos algunos de los que se mencionan a continuación:

    1 La capacidad instalada total de tecnologías basadas en la energía oceánica en todo el mundo es de 535 megavatios (MW), una cifra insignificante comparada con la capacidad global instalada de todas las energías renovables, que es de unos 2,600 gigavatios (GW).

    2 La mayor parte de la capacidad de energía oceánica instalada proviene de la tecnología de presas de mareas (521,5 MW), tecnología que domina la producción de la energía oceánica en el mundo, sobre todo con tres grandes proyectos en Canadá, Francia y Corea del Sur.

    3 Los proyectos relativos a las corrientes de la marea y el oleaje que se están desarrollando actualmente (excepto la tecnología de rango de mareas), si se materializan podrían aportar casi 3 GW de capacidad adicional en todo el mundo.

    4 Según las proyecciones de IRENA, la energía oceánica podría alcanzar los 10 GW de capacidad instalada en 2030.

    5 Las tecnologías basadas en la energía oceánica ofrecen una gran previsibilidad, lo que las convierte en idóneas para proporcionar un suministro de energía continuado.

    6 En teoría, los recursos de energía oceánica podrían generar entre 45,000 teravatios/hora (TW/h) y 130,000 TW/h de electricidad al año.

    7 La energía de corrientes de marea y de oleaje se están ampliando con gran rapidez, con unidades de 1 MW en línea.

    8 La mayor parte de las tecnologías oceánicas se encuentra aún en fase de prototipo y algunas tan solo empiezan a llegar al mercado. Para que avancen la recomendación es centrarse en casos prácticos innovadores, acelerar la investigación y el desarrollo, apoyar financieramente el desarrollo inicial e implantar los marcos políticos y reguladores.

    9 Aunque la energía oceánica está repartida por todo el planeta, algunos países europeos, como Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Portugal, España, Suecia y el Reino Unido, junto con Australia, Canadá y los Estados Unidos, son pioneros en este mercado, con un gran número de proyectos probados, desplegados y planificados.


    www.icmyl.unam.mx

    www.irena.org