El reto: transporte limpio, seguro y eficiente






  • La pandemia por Covid-19 ha presentado una visión de las ciudades con menos ruido y mejor calidad del aire, incluso de reconexión con la naturaleza y presencia de mayor biodiversidad en áreas urbanas. En esta coyuntura, desde la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ) en México plantean la importancia de repensar las ciudades del futuro, las necesidades y dinámicas de movilidad de personas para no regresar a los niveles de contaminación y emisiones de gases de efecto invernadero previos a la emergencia sanitaria.


  • El aislamiento social ha sido clave para evitar la propagación del SARS-CoV-2. En México, durante el periodo comprendido entre el 15 de febrero y el 27 de julio de 2020 solo el cinco por ciento de la población realizó desplazamientos por motivos de recreación, mientras que los porcentajes de desplazamientos se redujeron en CDMX (-32 por ciento), Estado de México (-18 por ciento), Nuevo León (-16 por ciento) y Jalisco (-14 por ciento), revela el estudio ¿Cómo cambia la movilidad en los tiempos del Covid-19 en cuatro entidades más pobladas del país? del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados (CESOP), basado en informes de movilidad local sobre el Covid-19 de Google.

    Respecto a la afluencia hacia estaciones de tránsito (salidas a estaciones del Metro, puertos marítimos, agencias de alquiler de coches y paradas de taxi), el reporte del CESOP señala que estos desplazamientos se redujeron hasta un 60 por ciento.

    La pandemia por COVID-19 ha impactado la vida de los mexicanos en diversos aspectos, incluida la forma de desplazarse por el territorio, lo que ha llevado a requerir distancia física entre personas y una creciente demanda social de espacio público de calidad.

    De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado caminar y andar en bicicleta para realizar desplazamientos individuales durante la emergencia sanitaria, ya que estos medios de transporte individual representan alternativas para la mitigación del contagio, evitan aglomeraciones y el contacto en espacios cerrados.



    Dennis Quennet, director de los Proyectos de Ciudades, Transporte e Industria Sustentable de GIZ en México, reitera que durante la etapa más dura de la pandemia la movilidad de las personas se redujo de forma importante. “Los que pudieron se fueron a trabajar a sus casas y otros no pudieron, lo que también ha tenido un impacto económico y social, pero al mismo tiempo nos dimos cuenta de que en México y otros países como Alemania de repente teníamos menos ruido y notamos que hubo un cambio en el uso del espacio público de las ciudades. Tener espacios públicos y verdes en las ciudades también ha tomado otra importancia para las personas”.

    Es en este contexto, manifiesta que los impactos económicos, sociales y de salud han magnificado las limitaciones del modelo de crecimiento urbano actual y la respuesta a la crisis económica inmediata abre la oportunidad para acelerar la reacción ante la crisis ambiental y climática a largo plazo, por lo que es primordial una recuperación verde que priorice ciudades resilientes, inclusivas, inteligentes y con educación ambiental.

    “Lo que puede ayudar es la adopción de herramientas digitales para transformar la manera de trabajar, reducir los desplazamientos y viajes de todos los días, y eso no solo va a ser más seguro mientras estemos en la pandemia, también vamos a notar que esto evita los congestionamientos que hay en muchas ciudades de México. Además, tenemos que ver a la gente que no puede trabajar de manera remota o híbrida, y para ellos necesitamos crear un transporte público para distancias largas, que sea eficiente, limpio y seguro, lo cual es un reto en muchos países del mundo y en México”, destaca en entrevista Quennet.

    Agrega que el transporte público cobró factura con la pandemia porque la gente ya no se siente segura. “Independientemente del modelo que actualmente estamos gestionando, esa inseguridad también dio espacio a formas de movilidad no motorizada que han aumentado en muchas ciudades del mundo y de México, me refiero a las ciclovías. En nuestros proyectos de San Nicolás de los Garza y Torreón hemos apoyado para que haya varias alternativas, en especial de distancia corta. También está el tema de dar más espacio al peatón en distancias cercanas, aunque en muchas zonas metropolitanas no las hay, y se puede adaptar con el acceso a la vivienda, que es uno de los grandes retos. Si hablamos de transporte creo que muchas veces se nos olvida hablar de la vivienda porque la gente no se transporta voluntariamente dos horas. Como estamos pasando más tiempo en nuestras casas y muchos queremos reducir las distancias, esto requiere de una ciudad compacta y más densa, un buen transporte público para diversas áreas e infraestructura para que la gente pueda moverse en bicicleta o caminando. Creo que esas dinámicas son las que muchos han tomado y sería genial llevarlas al tiempo pos-COVID”.



    “Lo que puede ayudar es la adopción de herramientas digitales para transformar la manera de trabajar, reducir los desplazamientos y viajes de todos los días, y eso no solo va a ser más seguro mientras estemos en la pandemia, también vamos a notar que esto evita los congestionamientos que hay en muchas ciudades de México”.
    Dennis Quennet, director de los proyectos de Ciudades, Transporte e Industria Sustentable de GIZ en México.




    En México las ciudades están diseñadas para los automóviles, más que para las personas, lo cual deriva en caminos cada vez más largos para un parque vehicular cada vez mayor. Para muestra basta mencionar que antes de la pandemia, entre 1990 y 2017, los vehículos en circulación crecieron a una tasa anual promedio del 5.3 por ciento, mientras que la población lo hizo a una tasa del 1.5 por ciento, revela el Índice de Movilidad Urbana del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

    Asimismo, el IMCO expone que en muchas ciudades del país una gran parte de la población vive en zonas remotas, lo que provoca que su gasto en transporte aumente. Este gasto reduce el ingreso disponible de los hogares y puede llegar a ser hasta 18 por ciento mayor para aquellos habitantes de zonas alejadas de los centros urbanos a los que tienen que trasladarse diariamente. Esto sin contar todos los impactos monetarios y no monetarios que tienen estos largos viajes forzosos.

    Cabe destacar que según la encuesta telefónica Movilidad Urbana 2018 realizada por el CESOP a 900 personas de Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala, Morelos y Querétaro, el 79 por ciento de los entrevistados sostuvo que en los últimos 12 meses el tiempo para trasladarse a realizar sus actividades cotidianas aumentó mucho y el 73.4 por ciento utilizó el transporte público como medio principal para realizar sus actividades. Por otro lado, el 56.6 por ciento señaló que estaría dispuesto a compartir su auto con vecinos u otras personas a través de una app u otro medio, y establecer rutas de traslado para sus actividades cotidianas.



    Movilidad no motorizada

    GIZ México expone que las políticas de movilidad urbana son una de las áreas principales en la que las ciudades pueden aportar con acciones concretas a las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Esto se puede dar especialmente a través de la inversión y promoción de modos de movilidad bajos en carbono o de cero emisiones, como las formas de movilidad activa, que tienen una amplia esfera de acción en salud, cambio climático, economía y espacio público, así como en seguridad vial e inclusión social.

    Por ejemplo, el diseño de calles completas o compartidas, además de propiciar una movilidad activa (peatones y ciclistas), segura y sustentable, es la punta de lanza para modificar el espacio vial y la distribución de modos de transporte en el largo plazo con oportunidades para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en las ciudades.

    Desde la GIZ impulsan soluciones técnicas para promover proyectos integrales de movilidad no motorizada, por ello fomenta la cooperación técnica y la coordinación con los diferentes órdenes de Gobierno y sectores para el fortalecimiento de capacidades con miras a la implementación de proyectos; robustece el marco normativo en materia de movilidad no motorizada y seguridad vial, por lo que apoya a municipios a promover proyectos de diseño de calles seguras y sustentables, así como espacios públicos inclusivos con acceso universal para todas las personas; y promueve acciones y soluciones con base en prácticas de movilidad urbana sustentable probadas en territorio con y para las personas.

    “La Cooperación Alemana está en México por encargo del Gobierno Alemán y hay un acuerdo entre ambos Gobiernos federales sobre temas de cooperación, uno de ellos es crear ciudades y transporte sustentables. Parte de esa cooperación con México va más allá de los 10 municipios o ciudades donde estamos trabajando, ya que el objetivo es que ciertos criterios que desarrollamos sean replicables en el país. Por ejemplo, lo que hicimos en Hermosillo, Sonora, lo replicamos en otras ciudades del norte. Y sistemáticamente las experiencias que hacemos en el trabajo local las llevamos también a instituciones como la Secretaría de Desarrolo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) para que las puedan integrar en sus políticas generales de ciudades y movilidad”, detalla Dennis Quennet.

    Concluye que sí es posible disminuir la movilidad motorizada, aunque es necesario un cambio cultural, lo cual conlleva tiempo. “El tema es que no hay tanto tiempo como pensamos en el sector de transporte porque los impactos del cambio climático también se sienten en México, que se comprometió con los Acuerdos de París, lo cual significa que se debe disminuir la movilidad motorizada si es contaminante. Creo que eso es posible si se toman en cuenta las necesidades y dinámicas que tenemos de los traslados y crear los modelos combinados de movilidad en las ciudades y las zonas metropolitanas”.



  • Movilidad urbana en México

    • 73.4% de los mexicanos utiliza el transporte público como medio principal de transporte para realizar sus actividades.
    • 36% utiliza el automóvil particular.
    • 17.2% usa taxi.
    • 12% realiza sus actividades a pie.
    • 4.7% usa bicicleta.
    • 2.2% se transporta en motocicleta.

    Fuente: Encuesta telefónica ‘Movilidad Urbana 2018’ realizada por el CESOP a 900 personas de Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala, Morelos y Querétaro.


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