Nuevas tecnologías como la computación en la nube y blockchain permiten a los abogados desarrollar nuevas competencias y ofrecer un servicio más eficiente.
Los abogados se han refugiado en la tecnología para innovar, desarrollar nuevas competencias y responder a las demandas de la era digital.
Tecnologías como realidad virtual, inteligencia artificial, internet de las cosas, computación en la nube, blockchain, entre otras, no solo se utilizan para rastrear y diagnosticar problemas de salud o realizar tareas cotidianas como la generación de una factura, también han sido incorporadas por los abogados a su ejercicio profesional.
Salvador Camacho Hernández, abogado especialista en Propiedad Intelectual y Derecho de las Tecnologías de la Información y Comunicación, refiere que los abogados deben comprender que el entorno digital tiene repercusiones en el mundo analógico. “La capacidad e imaginación del abogado se tiene que aplicar al marco legal existente en el ámbito digital, entender que lo digital es real, aunado al hecho de apoyarse en las herramientas tecnológicas para brindar al cliente un mejor servicio”.
Menciona que en el sector jurídico existen materias en las que la migración al mundo digital ya está muy avanzada, sin embargo, en otras áreas el aprovechamiento de las tecnologías digitales todavía es nulo. “Definitivamente podemos decir que los abogados están transitando al uso de herramientas tecnológicas y la principal tendencia es que los servicios legales cada vez están más enfocados en el cliente para generar resultados accesibles, eficaces y eficientes en tiempos reducidos, donde la comunicación sea constante en cada etapa del asunto. Cada vez más se observa el surgimiento de despachos legales que aprovechan diversas tecnologías para proveer un mejor servicio a los clientes, utilizando herramientas que originalmente no se desarrollaron para temas legales”.
Especialistas coinciden en que para ofrecer un servicio innovador los abogados están obligados a conocer y manejar las nuevas tecnologías y las posibilidades que ofrece cada una de ellas en su aplicación al sector legal, de ahí que la educación continua es imprescindible.
“No es necesario que un abogado sepa escribir código, pero sí es importante que conozca los detalles relevantes de una plataforma para saber por dónde atacar o defender. Por ejemplo, puede aprender a redactar contratos inteligentes o conocer al menos su funcionamiento práctico, sin nunca dejar de lado que su especialización debe enfocarse en una mejor interpretación de las leyes para el caso concreto que debe litigar”, destaca Salvador Camacho Hernández.
Subraya que el entorno digital demanda que los abogados al menos se interesen en conocer las nuevas tecnologías. “Si bien no es necesario que un abogado sepa cómo opera una app a nivel técnico para iniciar un procedimiento ante la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), sí es necesario que conozca a fondo el nivel técnico cuando se trata de un tema legal relacionado con propiedad intelectual, por ejemplo”.
Asimismo, enfatiza que hoy más que nunca, la economía de creadores digitales genera impactos sociales y económicos que trascienden las plataformas para impactar el mundo offline, por ello es necesario apoyarse en especialistas del sector legal que sepan cómo operan las redes sociales y los canales de distribución y ventas digitales.
“Cada vez son más las firmas legales enfocadas en crecer sus negocios en el entorno digital. Si bien hay despachos legales que ya tienen áreas enteras dedicadas a proveer servicios para cuestiones legales que suceden en entornos digitales, aún son pocos los que lo hacen. En Kalpa Protección Digital vamos más allá, incluso aceptamos pagos con criptomonedas y exploramos brindar asesoría a través de realidad virtual, entre otros servicios en desarrollo”, comparte el abogado.
“No es necesario que un abogado sepa escribir código, pero sí es importante que conozca los detalles relevantes de una plataforma para que sepa por dónde atacar o defender. Por ejemplo, puede aprender a redactar contratos inteligentes o conocer al menos su funcionamiento práctico, sin nunca dejar de lado que su especialización debe enfocarse en una mejor interpretación de las leyes para el caso concreto que debe litigar”.
Salvador Camacho, abogado especialista en Derecho de las Tecnologías de la Información y Comunicación.
La propiedad intelectual en el ámbito digital
Desde las aplicaciones de mensajería hasta los contratos inteligentes son algunas de las tecnologías que han llevado al sector legal a tomar en serio lo que sucede en el entorno digital.
Salvador Camacho Hernández comenta que hace mucho tiempo el ramo legal en general no apreciaba los emprendimientos digitales, sin embargo, hoy son los que marcan la tendencia en cuanto a la manera de hacer negocios en el mundo actual. “Las tecnologías que deben tomar en cuenta los abogados son blockchain, realidad virtual, realidad aumentada, metaverso y, por supuesto, Web 3.0. En el área notarial, por ejemplo, existe un reto ligado a blockchain que puede ser aprovechado por los notarios para temas registrales, y en el poder judicial cada vez es más notorio el uso de herramientas digitales que facilitan la labor de impartición de justicia”.
El uso de nuevas tecnologías ya es notorio en diversas áreas legales, destaca en la práctica de Propiedad Intelectual y el Derecho Informático.
“Prácticamente todas las figuras de la propiedad intelectual son aplicadas y aplicables en el entorno digital. Patentes, signos distintivos o derechos de autor son figuras con las que convivimos cada que utilizamos un smartphone. Los componentes tecnológicos de hardware y software que permiten el correcto funcionamiento de un celular y sus aplicaciones provienen de creaciones que son susceptibles de protegerse a través de la propiedad intelectual, por lo que esta materia es fundamental”, agrega el abogado especialista en Propiedad Intelectual.
Menciona que en el caso del metaverso, que es una realidad digital a la que se accede por medio de dispositivos especiales como gafas de realidad virtual o aumentada por medio de las cuales se puede interactuar con otros usuarios, la propiedad intelectual juega un papel clave porque en estos espacios digitales tridimensionales e interactivos todo lo que se puede observar fue creado por alguien y, por lo tanto, es susceptible de protección.
“Desde mi óptica, Blockchain y metaverso son el gran nuevo horizonte donde la propiedad intelectual, más allá de los retos que conlleva, encontrará nuevas oportunidades que permitan su desarrollo de la mejor forma para llevar a los creadores digitales y su economía al siguiente nivel”, expone Camacho Hernández.
Concluye que ser un abogado digital disruptivo significa estar dispuesto a tener la mentalidad de un niño para volver a intentarlo de nuevo y asombrarse de las maravillas que otorga el universo, con la finalidad de poder entenderlas y llevarlas a un campo donde la innovación se ha estancado. Representa el hecho de regresar a lo básico y acercarse a la gente a través de la tecnología para transformar la realidad.
“Se vienen tiempos complicados para aquellos profesionistas que no tengan la flexibilidad de adaptarse rápidamente al mundo que se transforma diariamente y avanza de manera inconmensurable a través de la tecnología. Nuestra profesión necesariamente tendrá que convivir con otras profesiones, existentes o futuras, para lograr que la tecnología nos ayude a regresar el poder de las leyes a los ciudadanos”, expresa el abogado egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En 2019, Salvador Camacho Hernández fue reconocido como Abogado Digital Disruptivo por la Revista Foro Jurídico. Fue una iniciativa para buscar abogadas y abogados que usan la tecnología para proporcionar servicios legales de una mejor manera y enfocados en el servicio al cliente.
Tecnología e innovación en la función legal empresarial
Los departamentos jurídicos de las empresas no han sido ajenos a la presión por innovar y ser más eficientes. Esta dinámica de cambio ya existía desde la época previa al COVID-19, pero con la pandemia se aceleró en todas las industrias y áreas funcionales de las organizaciones.
Sin embargo, la realidad es que en América Latina existe una falta de recursos que impulsen iniciativas de innovación, ya que solo uno de cada 10 equipos jurídicos manifestó que cuenta con roles dedicados a la administración de proyectos de innovación, tecnología y mejora de la función legal empresarial, aunque la paradoja es que la gran mayoría de los encuestados, un 88 por ciento, resaltó la importancia de la innovación como el único camino para satisfacer las nuevas expectativas del negocio con respecto a sus áreas jurídicas y solo el 55 por ciento de los encuestados declaró que ha adelantado algún proyecto de mejora en los últimos 12 meses, revela la encuesta Retos y tendencias para los equipos jurídicos empresariales de América Latina para 2022 de EY.
Aunque más de la mitad de los encuestados (63 por ciento) mencionó que usa herramientas especializadas para la función legal, se identifica que la mayoría de ellas se limita a bases de datos de búsqueda de jurisprudencia y vigilancia judicial. La mayoría de los participantes (70 por ciento) indica que sería deseable contar con más herramientas, de tal forma que pueda desarrollar más fácilmente su trabajo diario. Según EY, esto confirma que los departamentos jurídicos de las empresas latinoamericanas aún están lejos de implementar soluciones que contribuyan de forma más directa a la automatización de aquellas actividades repetitivas y de baja complejidad en donde los abogados del área no tienen posibilidad de aportar mayor valor agregado y que, además, suelen desgastar en exceso porque, aunque sean de baja complejidad, consumen tiempo valioso del equipo y dificultan que se puedan dedicar a lo estratégico.
Adicionalmente, la encuesta expone que la razón principal (32 por ciento) por la cual este tipo de iniciativas no se ha implementado en el área legal es la falta de conocimiento acerca de las soluciones que existen y cuáles se pueden implementar. Esto va en línea con el hecho de que existe un creciente interés por parte de los líderes legales empresariales, pero aún no cuentan con la información suficiente para empezar a recorrer el camino de la digitalización de la función legal.