Pasaron 15 años para que las lacas de Olinalá obtuvieran la Denominación de Origen que busca mantener vivo el arte, la tradición y la técnica de laqueado de objetos de madera producidos en la región.
Seguramente en alguna exposición, museo, galería, feria o en marketplace te has topado con las famosas “cajitas” de Olinalá, pero ¿alguna vez te preguntaste de dónde proviene este arte?
En agosto de este año, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) entregó al gobierno del Estado de Guerrero la Declaración de Protección a la Denominación de Origen Lacas de Olinalá que protege la laca o maque mexicano como una técnica artesanal de origen prehispánico.
La Declaración de Protección a la Denominación de Origen Lacas de Olinalá fue publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 22 de julio de 2022. La nueva Denominación de Origen (DO) delimita como zona geográfica protegida al municipio de Olinalá del Estado de Guerrero y busca mantener viva la tradición y técnica de laqueado de objetos de madera.
Esta denominación identifica la laca o maque mexicano como una técnica artesanal de origen prehispánico consistente en la aplicación de una mezcla de tierras dolomíticas, grasa animal y aceites vegetales que se extiende (preferentemente) con la palma de la mano en capas uniformes superpuestas sobre la superficie del objeto a recubrir, sean estos guajes, jícaras, bateas u objetos de madera elaborados en el municipio de Olinalá.
El IMPI señala que con esta DO salvaguarda el proceso de elaboración de las lacas de Olinalá y a las personas que participan en él, desde la obtención de la madera, el corte y el lijado, hasta la aplicación de los pigmentos y comercialización, con lo que se fortalece el desarrollo de la comunidad con una visión incluyente, sostenible y sustentable.
Durante la entrega de la DO Lacas de Olinalá, Alfredo Rendón, director general del IMPI, reiteró el compromiso del Instituto a su cargo con la protección del ingenio, la creatividad y los saberes tradicionales, ya que con ello se impulsa el crecimiento económico y bienestar en las distintas regiones del país.
“La Denominación de Origen apoyará a los artesanos a conservar la originalidad y calidad de sus técnicas, productos y piezas artesanales, los cuales podrán ser colocados en los distintos mercados nacionales e internacionales”.
SMiguel Reyes Patrón, presidente municipal de Olinalá.
Una lucha de 15 años
Bernardo Rosendo Ponce, artista plástico, director del Instituto de Capacitación para el Trabajo (ICAT) Unidad Olinalá y presidente del Consejo Regulador de Lacas de Olinalá, hace más de una década aceptó conducir formalmente el proceso de creación de la nueva Denominación de Origen Lacas de Olinalá.
“Hace 15 años fue cuando surgió la posibilidad de establecer en Olinalá un centro de capacitación para el trabajo que se centraba en apuntalar la actividad que nos hace famosos, un proyecto para fomentar y desarrollar la industria de las lacas, pero nos enfrentamos a la situación de que no podíamos usar la DO Olinalá porque a partir de ella no se podían desprender ni desarrollar planes y programas de estudio, primero porque no teníamos una norma y lo que se protegía era la madera linaloé, cuya fama había desplazado a las técnicas de la laca o maque. Fue entonces que acepté conducir este centro de capacitación siempre y cuando me dejaran hacer la implementación e investigación, la cual creí que podría lograr en dos años, sin embargo, siempre hubo una resistencia a aceptar que la DO estaba mal planteada. No se trata de repartir culpas, sino de que la fama de la madera rebasaba por mucho a las técnicas. Durante muchos años, junto con el IMPI y algunos artesanos buscamos la manera de recomponer la DO, pero después de muchos años y muchos intentos caímos en la cuenta de que era más fácil derogarla y hacer una nueva”, comenta Bernardo Rosendo Ponce.
En 1994 el artista plástico se enteró de que su pueblo natal, Olinalá, poseía una DO. “Posteriormente empecé a utilizar las técnicas de Olinalá e investigué sobre la DO, por lo que me di cuenta, sin ser un conocedor, de que no protegía las técnicas e ingredientes, solo los mencionaba de manera somera y se enfocaba en la madera de linaloé. Cuando hice la investigación, aquí en mi propio pueblo, me di cuenta de que la comunidad tampoco estaba empapada del tema, todo mundo pensaba que la DO era una especie de reconocimiento inmerecido. La DO nos da seguridad, presencia y al formar parte del selecto grupo de 18 denominaciones de origen también nos brinda una gran responsabilidad de lo que tenemos que hacer”.
Las jícaras, bules, guajes y máscaras prehispánicas fueron los primeros objetos decorados con estas técnicas de origen prehispánico. “Olinalá no son lacas en el estricto sentido de la palabra, la laca es una resina, es producto de la savia de un árbol y tiene un proceso de cocción, de teñido y se aplica en cualquier superficie hasta lograr un resultado brillante, liso, precioso, al que van decorando, y después se le incorporan otro tipo de elementos como incrustaciones de nacar, piedras semi-preciosas, decorado con pinceles, etc. Es correcto llamarlas lacas mexicanas, aunque el nombre técnicamente correcto tendría que ser maque porque es un cúmulo de minerales y aceites los que hacen esta mezcla que recubre para proteger e impermeabilizar estos objetos de uso cotidiano”, detalla.
El árbol de linaloé se utilizaba para la extracción de aceite esencial para la industria del perfume y se exportaba a Europa. “Antes éramos los únicos que lo producíamos en este país, pero los ingleses se llevaron las semillas a la India y desde entonces son el productor mundial de aceite esencial de linaloé, aunque le cambiaron el nombre a lavanda de la India. Esta madera perfumada debe someterse a un tratamiento de dos años y se le hacen algunos cortes al árbol para que mande su aceite esencial al corazón, donde se acumula”, explica el presidente del Consejo Regulador de Lacas de Olinalá.
Actualmente la principal materia prima en Olinalá es la madera. Lo primero que se realiza es la selección de la madera dependiendo del objeto a elaborar. Si lo que se va a fabricar son charolas, muebles o accesorios se prefiere la madera de pino, ya que la pieza va totalmente cubierta de laca. Aunque ya es escasa la madera de linaloé, se reserva para las cajas especiales porque el interior de éstas no lleva laca.
Comparadas con maques o lacas de todo el país, especialmente de Michoacán y Chiapas, las lacas de Olinalá son especiales por sus ingredientes y se distinguen por sus componentes minerales. En Olinalá se emplean tres tipos de tierras (variedades de dolomía) para la elaboración de la laca: tecoxtle (tecoztle o tecostle), Tezicáltetl y el toctetl. El proceso de preparación o síntesis de los componentes minerales para ser utilizados, no ha variado desde la época prehispánica, ya que hasta la fecha se hace de manera artesanal, utilizando herramientas básicas.
Miguel Reyes Patrón, presidente municipal de Olinalá, declara que los pobladores celebran la obtención de la DO Lacas de Olinalá, principalmente los artesanos, ya que con ella se garantiza la protección y permanencia de las artesanías, además de que habrá otros beneficios como la calidad de exportación.
“El Estado mexicano resguarda legalmente un patrimonio heredado por los pueblos originarios del territorio del antiguo Olinallan a los pobladores actuales del municipio de Olinalá. Hay evidencia de que este patrimonio tiene más de 2,500 años, según consta una jícara que hay en el Museo de Antropología e Historia elaborada 350 años antes de Cristo. La DO apoyará a los artesanos a conservar la originalidad y calidad de sus técnicas, productos y piezas artesanales, los cuales podrán ser colocados en los distintos mercados nacionales e internacionales. Asimismo, podrán heredar a sus hijos e hijas un patrimonio cultural auténtico de alta apreciación y reconocimiento mundial, con valor en el mercado”, añade el funcionario.
Expone que la reactivación económica de la región basada en la DO Lacas de Olinalá es un proceso que conlleva diversas etapas. “Lo que sigue es definir la norma que contiene las reglas para que las y los artesanos puedan acceder y beneficiarse de esta DO. Posteriormente se debe elegir un Consejo Regulador, luego viene el proceso de capacitación a artesanos y a este Consejo para comprender la denominación y la aplicación de la norma. Finalmente, cada artesano y artesana debe evaluar qué obras propias contienen lo que la norma establece y qué les hace falta para reunir los requisitos para que logren beneficiarse con el uso de la denominación, hasta entonces podemos decir que esta oportunidad que las y los artesanos tienen la irán haciendo suya conforme vayan apegándose a la norma”.
“La Denominación de Origen nos da seguridad, presencia y al formar parte del selecto grupo de 18 denominaciones de origen también nos da una gran responsabilidad de lo que tenemos que hacer”.
Bernardo Rosendo Ponce, artista plástico.
NOM: garantía de origen y calidad
Una vez emitida la declaratoria de protección de una denominación de origen se debe crear una Norma Oficial Mexicana (NOM) que en este caso garantizará el origen, calidad y características de las lacas de Olinalá.
La DO Lacas de Olinalá tiene como plazo este mes de octubre para iniciar el proceso de registro de la NOM a través de la Dirección General de Normas de la Secretaría de Economía.
El pasado 26 de septiembre se llevó a cabo en Olinalá la primera reunión entre personal de la Dirección General de Normas, la Secretaría de Desarrollo Económico del Gobierno del Estado de Guerrero y los artesanos con el fin de plantear la ruta a seguir hacia la NOM, ya que solo así se logrará determinar el futuro de este arte creado en los cerca de 1,000 talleres que existen en el municipio guerrerense, de acuerdo con el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART).
“Por ahora no tenemos cómo demostrar ante organismos internacionales que las lacas de Olinalá tienen calidad. Precisamente la NOM nos permite certificar la calidad de nuestros productos, cómo deben hacerse, y es ahí donde tenemos que ser sumamente cuidadosos y responsables. Como ahora no existe un control, cada taller y artesano elabora sus productos como tradicionalmente lo han hecho, pero con la norma se uniformará y corregirán algunos errores en los que se ha incurrido, en la sustitución de materiales e, incluso, en la iconografía hay elementos que no pertenecen a nuestra cultura, que son influencias recientes pero que de alguna forma le quitan la identidad. Es precisamente esto lo que vamos a empezar a discutir con los artesanos interesados. La cajita es nuestro producto insignia pero es muy reciente, es del siglo XIX”, expone Bernardo Rosendo Ponce.
Cabe mencionar que la producción de dibujos y retratos del artista plástico está basada en la laca de Olinalá, lo que avala que sus cuadros cuentan con la garantía que brinda la DO.
Asimismo, indica que la propuesta es que la NOM abarque tres vertientes: primero, que establezca la artesanía ancestral, de origen prehispánico; segundo, la artesanía tradicional como primera propuesta que incluye modelos asiáticos y europeos; y, tercera, la laca contemporánea que permite adaptarse a una nueva realidad y decorar en otras superficies, tales como vidrio, plástico, metales, entre otras.
Agrega que en la actualidad los artesanos tienen pedidos y solicitudes de lacas de Olinalá, sin embargo, no pueden surtir al mercado porque todavía no han implementado la NOM, de ahí que la venta y exportación representa un reto.
Respecto a la importancia de la NOM para que los artesanos logren exportar y obtener más ingresos por concepto de sus creaciones, el presidente municipal de Olinalá expresa que será un proceso que llevará tiempo. “No va ser de la noche a la mañana, tal vez algunos, muy pocos, en estos momentos, ya reúnan los requisitos que la norma exige, como utilizar técnicas ancestrales para aplicar los barnices y las técnicas de rayado, punteado y dorado; utilizar iconografías originales, control de la calidad y los espacios de trabajo donde se elaboran las artesanías deben estar con ciertas condiciones que otorguen la calidad de las artesanías, entre otros elementos”. El presidente del Consejo Regulador de las Lacas de Olinalá enfatiza que el principal objetivo de la NOM es garantizar la calidad de los productos, por ello la propuesta es que en una primera fase el gobierno estatal y federal puedan suministrar materia prima adecuada para no incluir elementos ajenos a la norma.
Para garantizar la calidad y durabilidad de las lacas de Olinalá, el Instituto de Geología de la UNAM y la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han realizado diversos estudios. En la parte legal está involucrada la maestra Carmen Arteaga Alvarado, titular del Seminario de Propiedad Intelectual de la Facultad de Derecho de la UNAM, y también han recibido la asesoría de TMI Abogados.
Jóvenes de Olinalá quieren ser artesanos
El trabajo de investigación del ICAT Unidad Olinalá, dirigido por Bernardo Rosendo Ponce, ha sido clave para recuperar las técnicas, materiales y procesos originales del maque, a la par de que ha especializado a los jóvenes con esta recuperación que fortalece su formación.
“Las lacas de Olinalá son una tradición que estuvo a punto de perderse hace veintitantos años y hoy es muy alentador el programa que hemos desarrollado desde hace más de 10 años y a nivel internacional reposicionó el prestigio de Olinalá. Antes de que existiera el ICAT definitivamente no teníamos ese reconocimiento, pero la gente puede venir a esta escuela y encontrar talleres, conocer los procesos y ver nuestros videos. De nuestra investigación ha resurgido el interés y hoy las ventas se han incrementado”, revela el artista plástico.
Enfatiza que el aprendizaje de los jóvenes a través del ICAT Unidad Olinalá tiene que reflejarse en su economía. “Olinalá empezó a degenerar la técnica porque el oficio de artesano dejó de ser atractivo para nuestros jóvenes, en el mejor de los casos, quien podía hacerlo, prefería irse a estudiar y la gran mayoría no dudó en irse a Estados Unidos, incluso artesanos extraordinarios, manos mágicas que a pesar de su mejor esfuerzo y de contar con mercado la mayor tajada se la llevaban los intermediarios, que son necesarios, pero nunca les pagaban lo correcto”.
El ICAT establecerá un plan de estudios basado en la NOM de la Denominación de Origen Lacas de Olinalá para que pueda certificar a los artesanos como técnico A, B o C, dependiendo del nivel del curso. “Nos apoyaremos en especialistas en cada materia, desde personas que conozcan de ebanistería hasta quienes sepan de empaques y etiquetados. Aspiramos a que esto se convierta en un centro de capacitación que guíe paso a paso todas la funciones, incluso la utilización de productos que pueden ser tóxicos como los pigmentos, insecticidas, entre otros que están perfectamente regulados a nivel internacional. Queremos que sepan el origen de las lacas y maques y cómo evolucionamos a través de la etapa colonial las influencias asiáticas y europeas. En el contexto mundial tendríamos que establecer una serie de conocimientos que los jóvenes puedan manejar para que sean conscientes de que son depositarios de una de las más grandes manifestaciones del arte popular de la patria”, concluye Bernardo Rosendo Ponce.