Semillas certificadas para agricultores mexicanos






  • Para incentivar la inversión en investigación y desarrollo en México, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) subraya que un elemento fundamental es la protección intelectual de variedades vegetales, la cual puede ser en dos modalidades: Derechos de Obtentor que otorgan la exclusividad de uso por 15 o 18 años, dependiendo del cultivo, o la inscripción en el Catálogo Nacional de Variedades Vegetales, primer requisito para aquellas variedades que ingresan a los programas de producción de semilla certificada.


  • En México, del 100 por ciento de semilla que se usa solamente el cinco por ciento está certificada, revela en entrevista Mario Puente Raya, director Ejecutivo de la Asociación Mexicana de Semilleros (AMSAC).

    “Es de sorprenderse, sin embargo, se está trabajando para que incremente el porcentaje y se obtenga mejor calidad de grano y que la industria que lo consume conozca ese nivel de calidad, lo premie y lo pague mejor. Cuando tienes un incentivo como es el precio que reconoce un producto de calidad, eso mueve a toda la cadena y es la forma en la que se puede incrementar la producción de alimentos en el país. Entonces, si no se reconoce primero la propiedad intelectual y luego la calidad de los productos, difícilmente habrá inversionistas que quieran trabajar de manera formal en este sector, y por eso caemos en la dependencia alimentaria que lamentablemente hoy tenemos del exterior”.

    De acuerdo con el Programa Nacional de Semillas 2020-2024, publicado el 28 de diciembre de 2020 en el Diario Oficial de la Federación (DOF), la semilla es el insumo fundamental en las cadenas agrícolas del maíz, frijol, frutales y hortalizas. El valor del mercado de semilla en México se estima en 1,000 millones de dólares anuales y existen más de 600 empresas de tipo social y comercial en programas de producción de semillas certificadas. La semilla en categoría certificada requerida por la superficie agrícola del país es de aproximadamente 600,000 toneladas por año agrícola. Una cuarta parte del mercado lo constituyen las semillas de hortalizas.

    Cabe mencionar que según el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS), las 2,861 variedades inscritas en el Catálogo Nacional de Variedades Vegetales (CNVV) corresponden a 78 especies, no obstante, el maíz representa más del 50 por ciento, seguido del sorgo, trigo y frijol. De este número acumulado de variedades inscritas, en 2018 se certificó semilla de 14 especies (18 por ciento), principalmente maíz (284 variedades), trigo (70) y frijol (17). Tomando como ejemplo el maíz, se observa que se encuentran inscritas 1,645 variedades, de las cuales solo se certifican 284, de tal forma que, aunque se tiene una amplia gama de posibilidades para el agricultor, la cultura de utilizar semilla certificada aún es baja.

    Con el propósito de incrementar el uso de la semilla certificada en México, la AMSAC ha establecido un convenio con el SNICS. “Hay muchas acciones en ese sentido, por supuesto que hay áreas de oportunidad en los cultivos ornamentales, donde se requiere mucho más trabajo porque hay una gran cantidad de piratería de semilla o de materiales vegetativos, por lo que se tendría que realizar un trabajo más fuerte por parte de la autoridad para tratar de organizar a los productores. También se está haciendo un esfuerzo muy grande con el frijol, estamos tratando de que la cadena de producción se integre más y que la semilla que se utilice para la producción de este grano sea certificada”.

    El Programa Nacional de Semillas 2020-2024 indica que en 2017 el SNICS certificó semilla de 19 cultivos y la mayor cantidad se concentró en trigo, maíz, avena, papa, soya y frijol. No obstante, los volúmenes producidos son insuficientes para cubrir la superficie sembrada, ya que el porcentaje de cobertura mayor es 97 por ciento para soya, 83 por ciento para trigo y 49 por ciento para arroz.


    “La certificación es el resultado de la verificación e inspección de la producción de las semillas para siembra, desde su origen hasta su almacenamiento y comercialización, siguiendo las estrictas normas de calidad establecidas”.
    SADER.



    El documento oficial agrega que el proceso de certificación de semillas se ha incrementado a frutales y en un futuro inmediato a ornamentales, aunque también resalta que en cultivos como sorgo no se está produciendo semilla certificada en el país. “Todo esto indica que existe una gran área de oportunidad y se requiere fomentar la transferencia de nuevas variedades y producción de semilla calificada que garantice el mantenimiento de la calidad genética y fisiológica”.

    Puente Raya comenta que el Programa Nacional de Semillas es un instrumento jurídico que además de fomentar el uso de semillas mejoradas y nativas contribuye a que los agricultores prefieran las semillas certificadas. “Con ello pueden garantizar que reúnen las características que ostentan las etiquetas y la venta de semillas que tienen los porcentajes de germinación declarados, así como el nivel de calidad física y fisiológica, o si es la variedad que se está vendiendo, es decir, que cumplan con todos los requerimientos que establece la Ley Federal de Producción, Certificación y Comercio de Semillas. El programa está enfocado en promover la investigación y la oferta de semillas mejoradas, facilitar el acceso de los agricultores a la tecnología e incrementar la productividad del campo mexicano”.


    Semilla certificada para la industria cervecera

    El pasado 20 de septiembre, precisamente derivado de la necesidad de contar con semilla adecuada de cebada y con el fin de brindar mayor certidumbre a los productores de este grano, el SNICS, órgano administrativo desconcentrado de la SADER, firmó un convenio de colaboración con la industria cervecera de México en apego a la Ley Federal de Producción, Certificación y Comercio de Semillas, donde se establece que la semilla certificada es “la que conserva un grado adecuado y satisfactorio de identidad genética y pureza varietal, proviene de una semilla original, básica o registrada y es producida y reproducida o multiplicada de acuerdo con las Reglas a que se refiere esta Ley”.

    El convenio realizado con Grupo Modelo y Heineken subraya que beneficia directamente a los productores de Guanajuato, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Estado de México, Oaxaca, Veracruz y Querétaro, principalmente, ya que les brinda certidumbre sobre la producción y comercialización de su cosecha. En su etapa inicial comenzará con 25,000 toneladas de semilla certificada para atender una superficie aproximada a sembrar de 150,000 hectáreas en los próximos ciclos otoño-invierno 20/21 y primavera-verano 21 para beneficiar a más de 5,000 familias productoras de cebada.

    Respecto al convenio, el director Ejecutivo de la AMSAC concluye que con semilla certificada el grano de cebada que se obtiene presenta una mejor calidad y se convierte en una materia prima superior para la producción de cerveza. “Con esto no solo se favorece a la industria, sino al agricultor porque obtiene un reconocimiento por la mejor calidad de su grano y también se benefician organismos como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y otros que desarrollan estas semillas de cebada o variedades vegetales de cebada y que se pueden ir transfiriendo hacia los agricultores o productores. Es un círculo virtuoso y un ejemplo muy bueno para reconocer el valor de la certificación de semilla y el valor de trabajar como cadena porque también es un elemento muy importante que hemos analizado en el Sistema Nacional de Semillas”.


    amsac.org.mx