Las mujeres viven diversas desigualdades para desarrollarse como científicas: representan solo el 33% de quienes realizan investigación.
En todo el mundo hacen falta científicas. Las mujeres viven diversas desigualdades para desarrollarse en la ciencia: representan solo el 33 por ciento de quienes realizan investigación; ocupan el 12 por ciento de los miembros de las academias científicas nacionales y reciben becas más modestas que sus colegas masculinos, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“En campos de vanguardia como la inteligencia artificial, solo uno de cada cinco profesionales es mujer; ellas representan 28 por ciento en las ingenierías y 40 por ciento en áreas como informática y computación. Aunque han alcanzado la paridad en áreas relacionadas con las ciencias de la vida -biología, medicina, entre otras disciplinas-, siguen siendo minoría en informática y tecnología, información digital, física, matemáticas e ingenierías, campos que impulsan la revolución digital, en los que se desarrollarán los mejores empleos del futuro, con mayor retribución económica, pero que no serán para ellas”, refiere Lidia Martha Barajas González, académica de la Facultad de Ingeniería de la UNAM y cofundadora de la Colectiva Rastreadoras de Cometas, mujeres en las ciencias y las tecnologías.
En México, solo tres de cada 10 profesionistas que eligieron carreras relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (conocidas también como STEM, por sus siglas en inglés) son mujeres. Esta brecha empieza en la infancia y crece hasta que participan en el mercado laboral, refiere el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
El IMCO expone que las carreras STEM se asocian con habilidades que son cada vez más importantes y valiosas, como solución de problemas complejos, pensamiento analítico y crítico, y capacidad de aprendizaje. Además, los egresados de carreras STEM están mejor pagados que los de otras áreas (13,336 pesos en promedio al mes en comparación con 12,380 pesos para el resto de las áreas) y la brecha de ingresos entre hombres y mujeres es menor (por cada 100 pesos que gana un hombre en STEM, una mujer gana 82 pesos, a diferencia de los 78 pesos que gana en otras áreas).
Se acerca una transformación laboral que requerirá profesionistas con habilidades STEM. De acuerdo con el Foro Económico Mundial, para 2025 surgirán 97 millones de nuevos empleos adaptados a la nueva relación entre máquinas y personas. Sin embargo, en México las mujeres se han quedado atrás en la formación de estas habilidades para el futuro.
En 2023, con el objetivo de medir la brecha de género en la formación de talento científico y tecnológico en las entidades, el IMCO analizó la matrícula de hombres y mujeres en carreras STEM entre 2012 y 2022. Destaca que en todos los estados, las mujeres en carreras STEM tendrían que aumentar en al menos 71 por ciento para alcanzar un nivel similar al de los hombres. Las entidades en donde se ha cerrado más la brecha han observado mayor productividad y proveen mejores condiciones laborales para la participación de las mujeres.
En 2022 se registraron 494,753 mujeres y 996,519 hombres que estudian algún programa STEM a nivel nacional. Aunque en los últimos 10 años la cifra aumentó en cuatro puntos porcentuales, el ritmo de crecimiento en la matrícula ha sido insuficiente (4.4 por ciento anual). De continuar esta tendencia, México tardaría 37 años para que el número de mujeres que estudian estas carreras sea similar al que mantienen los hombres hoy, puntualiza el IMCO.
“En campos de vanguardia como la inteligencia artificial, solo uno de cada cinco profesionales es mujer; ellas representan 28 por ciento en las ingenierías y 40 por ciento en áreas como informática y computación”.
Lidia Martha Barajas González, académica de la Facultad de Ingeniería de la UNAM
Mujeres en la ciencia y la tecnología
“En México la primera médica se tituló en 1887; la primera abogada en 1898; la primera ingeniera en 1930 y la primera matemática en 1944, así se ha excluido a las mujeres de la investigación y se les ha negado su capacidad epistémica”, informa Norma Blazquez Graf, investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM.
Recordó que en el mundo las mujeres fueron admitidas en las universidades hasta la segunda mitad del siglo XIX: Suiza 1860, Inglaterra 1870, Francia 1880 y Alemania 1900. “Había una segregación vertical a nivel académico y en los espacios de decisión o de reconocimiento; y otra horizontal en algunas áreas del conocimiento. Siempre me pregunté por qué hay tan pocas mujeres en ciencia y tecnología, pero siempre lo hemos hecho; sin embargo, las contribuciones no se clasificaban, ni se reconocían como científicas. Como sabemos, las mujeres representan solo el 30 por ciento de la planta científica mundial; en México, presuntamente, es de 39 por ciento en el Sistema Nacional de Investigadores”, aclara la científica y humanista especialista en ciencia, tecnología y género.
Para Cecilia Collazo, Head of Operational Excellence (del área del BIT) en Baufest y docente en la UTN en Bs As, estamos inmersos en la Cuarta Revolución, la de los cambios tecnológicos, de la digitalización de las finanzas, la del Internet de las Cosas (IoT) y las posibilidades que nos dan las aplicaciones en la nube para mejorar el trabajo en todos los sectores de la economía y la vida en general, por lo que se requiere el talento de todos -hombres y mujeres- y es el momento de incorporar todas las voces a la investigación y a la generación de conocimiento, no obstante, las mujeres no han sido reconocidas lo suficiente en la ciencia y carecen de las mismas oportunidades que sus compañeros.
“De acuerdo con datos del Informe sobre la Ciencia 2021, realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), las mujeres representan a nivel global el 28 por ciento de los graduados en ingeniería. Mientras que en la industria de la inteligencia artificial son solamente el 22 por ciento del total de personas que trabaja en este sector y cuando ellas fundan sus propias empresas, las mujeres reciben menos del tres por ciento del capital riesgo total invertido, en comparación con los hombres”, concluye Collazo.
“Las mujeres no han sido reconocidas lo suficiente en la ciencia y carecen de las mismas oportunidades que sus compañeros”.
Cecilia Collazo, Head of Operational Excellence (del área del BIT) en Baufest y docente en la UTN en Bs As.