El nearshoring es visualizado como una oportunidad histórica para México, pero también es identificado como un reto en el que la energía juega un papel clave.
En la actualidad el tema de la energía figura en las mesas de discusión como un reto al que México debe prestar atención, sobre todo si el objetivo es sacar el mayor provecho al nearshoring.
El nearshoring debe entenderse como la estrategia que permite a las empresas extranjeras trasladar sus operaciones de fabricación a México para reducir costos, tener un mayor control sobre su producción y acortar los tiempos de entrega gracias a la cercanía geográfica con Estados Unidos.
Para analistas del sector energético como Erika Sánchez Ledezma, la oferta eléctrica que México ha mantenido hasta el momento podrá cubrir sin ningún contratiempo la demanda del nearshoring a largo plazo.
“México está en una localización estratégica y con ello puede aprovechar las cadenas de suministro que de los procesos industriales derivan, tales como la logística del transporte internacional, los precios de manufactura, los recursos con los que cuenta, así como la garantía de calidad y servicio que puede ofrecer. Derivado de esto es fundamental poner en contexto el tema del abastecimiento de energía. Considero que la capacidad que actualmente tiene México cubre la demanda y las expectativas de crecimiento en un futuro. Es cierto que se requiere inversión en infraestructura energética, particularmente en la industria eléctrica, sin embargo, no dejemos volar la imaginación con que las energías renovables podrán cubrir la demanda que supone el nearshoring, debemos avocarnos a analizar las inversiones que requiere la matriz eléctrica de México. La real inversión estaría participando en centrales nucleares, de ciclo combinado, carboeléctricas, gasoductos, etcétera”, declara Sánchez Ledezma, analista de la industria eléctrica y autora del libro Iluminar a México, una propuesta para el desarrollo eléctrico del país.
Subraya que en materia energética, para solventar la escasez de energía eléctrica o potencia, México tiene una red importante de transmisión y distribución controlada por el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE). “Por lo tanto, no hay mayor problema, es una cuestión de comprensión de cómo está integrado nuestro mercado eléctrico. Actualmente México posee la capacidad de ofertar la demanda necesaria, en cualquier parte de su territorio”.
Guillermo Gómez Herrera, director general de Consultoría Sustentable G2H, manifiesta que las empresas extranjeras que llegan a México atraídas por el nearshoring deben tener certeza jurídica y de infraestructura para que ejecuten sus inversiones. “El reto está en trabajar en conjunto y permitir la inversión pública y privada para lograr desarrollar esta infraestructura. Y hablando de energía eléctrica, no solo se trata de generla, sino transmitirla y distribuirla, y no perder de vista que al final estamos viviendo una transición energética, entonces esto tenemos que empatarlo para utilizar y promover lo necesario en cuanto a energías de transición que puedan sumar a este tema de generación, y en específico hablo del gas natural, combustible fósil que a nivel internacional se ha visto como un combustible de transición, ya que produce menos emisiones en comparación con los combustibles tradicionales y permite la generación más eficiente de electricidad”.
Además, enfatiza que en cuanto a tecnología e infraestructura, México posee una amplia red de gasoductos que puede seguir extendiéndose y en la coyuntura de nearshoring se puede potencializar la política de almacenamiento de gas natural. “Incluso, con todos los tratados que existen, podemos tener garantía en el tema de combustible. Actualmente, para la generación de electricidad, que si bien estamos pensando habrá un aumento de esta demanda, definitivamente no vamos a poder responder si no echamos mano de lo que ya sabemos hacer y de lo que nos va a ayudar a transitar”.
México y la demanda de energía eléctrica
La infraestructura de distribución eléctrica es la base a través de la cual se suministra energía de manera segura a los procesos industriales en todo el mundo.
En México, la electricidad es generada en centrales eléctricas, se transporta por líneas de la Red General de Transmisión (RNT) y se distribuye a toda la República a través de las Redes Generales de Distribución (RGD) de manera constante y sin intermitencia. Al 31 de diciembre de 2022, conforme a datos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) Transmisión, en la RNT se tienen 110,685 kilómetros de líneas de transmisión.
“Actualmente, el país, a través de CFE, es capaz de responder a la demanda energética, sin embargo, es factible que haya una mayor integración de energías renovables, como la solar fotovoltaica o la eólica, donde se aproveche la diversidad geográfica y climática del país para maximizar la generación limpia, acompañado de una red de transmisión con la planeación adecuada. Esto resultaría la mejor estrategia de transición energética y de seguridad energética en un mundo donde la descarbonización de la economía se vuelve la norma, tanto para los países como para las empresas. Ya no se trata únicamente del medio ambiente, sino también de la competitividad de México, de la capacidad del país para atraer y retener inversiones que permitan el desarrollo en las regiones más rezagadas”, expone Erika Sánchez Ledezma.
Refiere que para resolver la demanda de energía que cualquier industria necesita, bajo reglas de transparencia y legalidad, surgió en diciembre de 2013 el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), después de la aprobación de la Reforma Energética que dio origen a la Ley de la Industria Eléctrica, la cual permitió la liberalización del mercado eléctrico para brindar a las empresas la oportunidad de contar con más opciones de proveedores de electricidad.
“El MEM es un esquema de intercambio que funciona de manera muy similar a otros mercados: el principio de oferta y demanda en la industria eléctrica. La liberación del mercado eléctrico representó una mayor oferta en el sector; hoy las empresas pueden ser generadoras, suministradoras y comercializadoras de electricidad directamente con sus clientes, quienes deberán ser usuarios calificados del MEM, cumpliendo así con uno de los objetivos de este mercado al incrementar la competencia y dando una opción adicional a la CFE. Las empresas, incluso las pequeñas y medianas (pymes) o personas con actividad empresarial que quieran participar en el MEM, deben contar con un registro ante la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y cumplir con el requisito de demanda, el cual debe ser igual o superior a los 1.0 megawatt (MW)”, agrega la analista.
Respecto a por qué México no puede depender de las energías limpias para capitalizar el nearshoring, la analista subraya que ningún país lo puede hacer. “Detrás de las llamadas energías limpias hay muchos intereses económicos que no necesariamente están alineados a las políticas energéticas de los países. Pensando en el costo de megawatts a largo plazo, en nuestro territorio, por ejemplo, habría que invertir más en energía nucleoeléctrica. Laguna Verde produce la energía más barata y limpia, pero por decisiones geopolíticas no ha incrementado su generación. Laguna Verde está lista para tener más unidades, al menos dos más”.
Para Guillermo Gómez Herrera la realidad es que se debe llevar a cabo la transición energética con lo que existe en el país. “Aún no es el punto más deseable seguir utilizando el gas natural pero es una oportunidad, definitivamente debemos darle la oportunidad para ser el combustible de transición que no solo puede ser aplicado en el tema de generación eléctrica, sino en la industria, muchos industriales siguen utilizando combustibles tradicionales”.
El director general de Consultoría Sustentable G2H comenta que en el mercado de gas natural hay empresas internacionales que tienen filiales en otros países, por lo que con el nearshoring se abre la oportunidad de que transfieran su tecnología y conocimiento a México. “Si se diera la política de almacenamiento de gas natural estas compañías podrían llegar a Estados Unidos y Canadá, con quienes hay relaciones bien establecidas”.
Concluye que en México hay más de tres millones de usuarios de gas natural y existen poblaciones en el país que tienen la oportunidad de acceder a este combustible. “Campeche, un Estado petrolero por historia, no tiene gas natural, el cual podría traer diversos beneficios en temas de utilización. Hay estados líderes en gas natural en el norte y el Bajío, por ejemplo, Nuevo León y Querétaro, y esto tiene que ver con su desarrollo industrial. Por eso, para responder al nearshoring, es importante ampliar la red de gasoductos y potenciar el sureste del país con gas natural”.