En México, el talento femenino está revolucionando a la ingeniería aplicada a la construcción, prueba de ello son Esmeralda Uribe-Lam y Dulce Melo.
El talento femenino es necesario, sobre todo porque se acerca un transformación laboral que demandará profesionistas con habilidades vinculadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Sin embargo, en México las mujeres se han quedado atrás en la formación de estas habilidades para el futuro, revela el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
En 2022 se registraron 494,753 mujeres y 996, 519 hombres que estudiaban algún programa STEM a nivel nacional. Aunque en la última década la cifra aumentó en cuatro puntos porcentuales, el ritmo de crecimiento en la matrícula ha sido insuficiente (4.4 por ciento anual). De continuar esta tendencia, México tardaría 37 años para que el número de mujeres que estudian estas carreras sea similar al que mantienen los hombres hoy, revela el estudio Mujeres y niñas en STEM: sin suficiente impulso en los estados del IMCO.
En México, solo ocho de cada 100 personas que se desempeñan en la ingeniería son mujeres, destaca el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Asimismo, Crescencio Guendulain, profesor y director de la Escuela de Ingeniería y Ciencias campus Tampico, comenta que solamente el 30 por ciento de los estudiantes de ingeniería en el Tecnológico de Monterrey son mujeres.
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde 1930 las mujeres se titulan en distintas ingenierías en México, y aunque su trabajo y obra son fundamentales, son poco conocidos y destacados.
Cabe mencionar que Concepción Mendizábal Mendoza fue la primera ingeniera de México; en 1930 se tituló de la Escuela Nacional de Ingenieros de la UNAM y se convirtió en la primera mujer con el grado de Ingeniería Civil. Falleció el 23 de noviembre de 1985.
No obstante las estadísticas indican que el talento femenino enfrenta desafíos en las profesiones STEM, lo cierto es que existen historias de mujeres mexicanas en la ingeniería que han logrado destacar e inspirar a otras a sumarse, como las de Esmeralda Uribe-Lam y Dulce Melo, profesoras investigadoras del Tecnológico de Monterrey.
Recubrimientos protectores para la industria de la construcción
Esmeralda Uribe-Lam, profesora investigadora del departamento de Mecánica y Materiales Avanzados del Tecnológico de Monterrey campus Querétaro, trabaja actualmente en proyectos de investigación enfocados en modificar, transformar y caracterizar materiales para aplicarlos a soluciones ingenieriles.
Gracias a su talento, Uribe-Lam ha logrado desarrollar la ingeniería de superficies a través de recubrimientos nanoestructurados para aplicaciones de sustentabilidad. “La ingeniería de superficies se encarga de modificar las propiedades superficiales de los materiales utilizados en nuestro día a día con la finalidad de mejorar su desempeño y brindar alternativas de solución a problemáticas ingenieriles de diversas índoles. Las aplicaciones de mi investigación, enfocadas en la sustentabilidad, se basan principalmente en dos enfoques: la protección de materiales para aumentar su vida útil y el uso de recubrimientos nanoestructurados para aplicaciones relacionadas con la remediación de agua”.
Explica que los recubrimientos nanoestructurados de óxido de aluminio y óxido de silicio producidos por su grupo de investigación han sido utilizados como barreras protectoras para sustratos metálicos en contra de la corrosión, lo que aumenta el ciclo de vida de metales en ambientes altamente agresivos por presencia de carbono y disminuye el reemplazo de componentes. Agrega que los recubrimientos de óxido de zinc aplicados en sustratos plásticos producidos a través de manufactura aditiva han sido modificados para incrementar sus propiedades superficiales y mejorar su desempeño, mientras que las películas delgadas de óxido de titanio las utilizan debido a sus propiedades electroquímicas para aplicaciones de detección de elementos pesados en aguas contaminadas.
La ingeniera mecatrónica y docente universitaria resalta que los recubrimientos protectores pueden ser de gran utilidad en la industria de la construcción, sobre todo en aquellas estructuras metálicas que forman parte de las edificaciones, ya que la corrosión también es un problema de alta importancia para las estructuras metálicas.
La especialidad de Uribe-Lam son precisamente los materiales en ingeniería, la nanotecnología y la manufactura avanzada, ya que busca concientizar respecto al desarrollo de la ciencia y la tecnología mexicana que genera procesos, materiales y sistemas más sustentables que mejoran la vida de los habitantes de la región del Bajío y de todo el país.
Remoción de metales pesados en aguas residuales
El talento de Dulce Melo, profesora investigadora en el Departamento de Mecánica y Materiales Avanzados del Tecnológico de Monterrey campus Estado de México, resalta en un proyecto que permite la remoción de metales pesados en aguas residuales.
“El proyecto consiste en utilizar materiales nanoestructurados para facilitar la remoción de metales pesados que aparecen en los desechos de diferentes industrias, tales como galvanoplastia, metalurgia extractiva o textiles. Se sabe que estos materiales pueden causar intoxicación o enfermedades y su remoción no es sencilla, además de que pueden afectar cuerpos de agua potable si no son removidos adecuadamente. El proyecto busca contribuir en el desarrollo de conocimiento que permita modificar la calidad del agua que ha sido utilizada en un proceso industrial”, expone la ingeniera.
Subraya que las aguas residuales se benefician con este tipo de proyectos, ya que evitan que los desechos industriales lleguen a los cuerpos de agua, suelos y alimentos. “Las aguas residuales contienen diferentes tipos de compuestos, por ejemplo, algunos de tipo orgánico e inorgánico. Ya existen procesos para tratar las aguas residuales para los compuestos orgánicos, pero se siguen estudiando mecanismos viables para la remoción de metales pesados”.
La idea principal del proyecto encabezado por la ingeniera Dulce Melo es disminuir un problema que afecta a diferentes regiones donde hay industria. “Es un proyecto que surge como una necesidad de encontrar aplicaciones de nanomateriales que sean capaces de resolver un problema ambiental sin generar otro al mismo tiempo. Hay que pensar que las aguas residuales pueden llegar a contaminar suelos o cuerpos de agua y es de vital importancia evitar que lleguen contaminadas con metales pesados, ya que en algún momento podrían contaminar los alimentos de la población”.
Concluye que es importante que las mujeres aporten nuevas ideas y estrategias para la solución de problemas. “Podemos complementar el trabajo que han hecho ingenieras e ingenieros a lo largo de estos años y generar proyectos de valor que impacten directamente a la población”.